adolescentes

La edad de la adolescencia no tiene por qué ser problemática forzosamente como muchas personas creen. Esto es lo que llamamos en coaching una creencia limitante.

Para que la adolescencia sea una época feliz, de descubrimiento de uno mismo, de libertad, de emociones, y poderla vivir en plenitud y con curiosidad, a pesar de los cambios físicos y hormonales, lo que deberíamos es ayudar a que las cosas vayan bien y no vivir esperando a ver si las cosas se tuercen para luego corregir lo que está mal.

 

Para empezar  es fundamental que el niño tenga una relación de ternura y amor, por lo menos,  con uno de sus padres o con su educador. Los niños pequeños necesitan pasar tiempo con su cuidador, es ahí donde se crea el vínculo. Cuando les hablamos, sonreímos, acariciamos, jugamos con ellos, cantamos, contamos cuentos… el niño coge confianza, y más tarde en la adolescencia confiará en la persona que les dio amor.

Ese apego hará que de mayor sienta que él merece la pena y que pueda confiar en la vida. Un niño que no se ha sentido querido, que no haya conseguido  crear complicidad con su educador de pequeño puede ser un adolescente problemático ya que se sentirá solo, perdido y frustrado. Si desde pequeños los niños se sienten queridos y respetados, confiarán en su cuidador y éste podrá mantener la autoridad en la adolescencia. Autoridad adquirida desde el respeto, el amor y desde el no juzgar. Sin ésta autoridad basada en la complicidad y el respeto, el cuidador y el niño se pueden sentir perdidos. El cuidador porque se puede encontrar en situaciones difíciles y el adolescente porque se sentirá solo,  como si no  tuviera padres.  Incluso puede llegar a mandar sobre ellos, cosa que empeoraría las cosas ya que toda la responsabilidad de su vida recaería sobre él y es demasiado pequeño para ello. Sería como estar huérfano. Por eso es tan importante la autoridad desde el respeto y el cariño. La mayoría de las veces que los niños se portan mal es para llamar la atención. Si no lo consiguen por las buenas lo consiguen por las malas pero necesitan sentirse integrados, tenidos en cuenta.

 

Otra cosa muy importante que deberíamos hacer es dejar de definir a los niños según sus notas o  sus logros extra-escolares y aceptarlos como son y decirles: te quiero porque eres tu, te acepto como eres.

 

El niño es creativo por naturaleza y a medida que se va haciendo mayor va pasando cursos en los que se le transmite mucha información que sólo le sirve para pasar exámenes. El sistema educativo actual está totalmente obsoleto ya que se creó en el siglo de las luces y da mucha importancia a la inteligencia cognitiva y a la memoria y muy poca a la creatividad y a los otros tipos de inteligencia. Dedican mucho tiempo a aprobar exámenes en lugar de aprender desde dentro interiorizando y madurando. Si no los aprueba, el niño entiende que ha fracasado, por lo que a medida que va creciendo se arriesga menos, y se va mermando su creatividad. El sistema educativo actual tampoco contempla la educación emocional. Un educación sana pasa por un buena educación emocional. Los niños deberían aprender a reconocer sus emociones y a ser empático.

 

También deberíamos respetar la esencia de los niños y no adelantar etapas. No van a ser más listos por ello. El verdadero aprendizaje se hace desde dentro.

Vivimos una época en que los niños, desde muy pequeños, están sobre-estimulados con todo tipo de cultura audiovisual sin respetar los ritmos de las edades. Los experimentos indican que por estimular más a un niño no es más inteligente ni más creativo ni más feliz. El niño tiene que crecer según su esencia, según sus talentos naturales y su creatividad. Es como una planta, hay que ponerle un buen jardín con tierra muy fértil, regarla, abonarla y dejar que crezca según su naturaleza y no decirle como tiene que crecer. Educar no es hacer a los niños en serie, es dejar que se desarrollen según su esencia. Hay que poner más atención en el interior. Observar que necesitan, y no hacerlos prisioneros de nuestros egos de padres.

 

La adolescencia es una época muy importante en la cuál están reafirmándose como individuos.  Pueden sentir miedo, inseguridad o sentir que la vida es maravillosa o todo a la vez. Están abriéndose a la vida y cuentan con un montón de recursos y posibilidades y de su elección dependerá su futuro.

El auto-conocimiento es la clave para la educación en la excelencia. Saber quienes son, cuáles son sus valores, sus fortalezas, sus habilidades, saber lo que les bloquea, cuál es su misión en la vida Un coach puede ser muy importante en esta etapa de despertar a la vida para conocerse bien y saber lo que quieren, y cuando saben lo que quieren suelen ir a por ello.

 

 

Lo mejor que les podemos transmitir a nuestros hijos es que sientan la alegría de la vida. La alegría del ser. Para sentir emociones positivas también hemos de ser empáticos y tener compasión por las personas, ser más auténticos y expresar nuestras necesidades en lugar de juzgar. Los científicos como Bruce Lipton nos dicen que la química que provoca la alegría y el amor hace que nuestras células crezcan y la química que provoca el miedo hace que las células mueran. Los pensamientos positivos son un imperativo biológico para una vida feliz y saludable. Estar más pendientes de los demás y sobre todo mirar al corazón de las personas. Los niños tienen derecho a ser felices. Enseñémosles a vivir una vida plena. A que expresen cual es la emoción que están sintiendo. A no dirigirles, ni inducirles sino acompañarles o facilitarles el aprendizaje. Enseñemos a los niños desde pequeños a sentir emociones positivas y reconocer la belleza.