El cachete a tiempo no existe. Un cachete, en ningún tiempo es eficaz ni positivo.

Desgraciadamente, es una frase que todavía se oye, tanto en la calle como en los medios de comunicación.

Es un pena, que en plena era digital, se tenga que recurrir todavía a los cachetes para educar.

¿Qué es lo que transmitimos poniendo límites con un cachete?

Inseguridad, falta de recursos y mala gestión emocional

¿Qué aprende el niño o joven?

Que los desacuerdos o poner límites se resuelven siendo reactivo y con agresividad.

¿Qué impacto tiene en el niño o joven?

Rabia tristeza, frustración, o todo a la vez. Es una falta de respeto, y eso es lo que provocan.  

Baja autoestima y crea un hábito familiar de educar. Puede que ese joven haga lo mismo con sus hijos, que los hijos de sus hijos hagan lo mismo…y así sucesivamente, hasta que alguien se encargue de sanar el sistema.

¿Cuál es el impacto a nivel sistémico, a nivel relacional?

Merma la confianza que es la base de toda relación.  ¿Confiarías en alguien que te pega cachetes?

Si no hay confianza, no se puede crear una relación con buenos vínculos afectivos. Si no hay relación, no tenemos nada. Desde ahí es casi imposible educar.

Y sobre todo, no hay aprendizaje. El joven sólo responderá a obedecer por miedo. No tendrá ninguna toma de conciencia, ni podrá darse cuenta de porqué «eso» qué dijo o hizo no es correcto.

La autoridad no se impone, se gana.